Anoche, un incendio en un centro de detención de migrantes de Ciudad Juárez ubicado en la frontera entre México y Estados Unidos causó la muerte de al menos 39 personas e hirió de gravedad a otras 29. Antes del incendio, los migrantes que mendigaban o vendían mercancías en la calle para cubrir sus necesidades básicas, habían sido presuntamente acosados por las autoridades mexicanas y detenidos. Muchos migrantes se encuentran atrapados en la ciudad fronteriza, incapaces de pedir asilo en Estados Unidos gracias a la indebida aplicación de sistemas migratorios mal diseñados. Según los primeros informes, los 68 detenidos en el centro eran hombres migrantes, en su mayoría procedentes de Centroamérica y Venezuela.

Migrar no es un delito. La Red de Proveedores de Servicios de Salud para Migrantes está preocupada por la creciente criminalización de los migrantes por parte de las autoridades estadounidenses y de Centroamérica. Los países, incluyendo Estados Unidos y México, deben aumentar la capacidad de sus instalaciones y reforzar los sistemas de migración para apoyar, no criminalizar, a los migrantes. Todos los migrantes merecen un proceso migratorio oportuno, justo, accesible y ordenado. En la actualidad, Estados Unidos y México carecen de tales procesos. En ninguna circunstancia es apropiado que los migrantes sean acorralados y detenidos, como se ha informado que ocurrió antes del incendio.

La migración es un derecho humano; huir de situaciones insostenibles o peligrosas en busca de una vida mejor y más segura es un derecho que debemos defender. Todos los migrantes, independientemente de su estatus migratorio, tienen derecho a sus derechos humanos básicos. La discriminación contra las personas por el hecho de migrar debe cesar de inmediato para así evitar que se sigan produciendo tragedias como estas en el futuro. Todos los migrantes merecen dignidad y seguridad a la hora de buscar una vida mejor.