Cómo la pandemia intensificó las disparidades que siempre han existido entre los trabajadores inmigrantes
[Nota del editor: La devastación económica de los trabajadores inmigrantes durante la pandemia tiene sus raíces en el racismo estructural al que se enfrentan, especialmente en el lugar de trabajo. Esta serie de blogs cortos ofrecerá una visión cronológica de la pandemia y el efecto dominó que podría perjudicar desproporcionadamente a las comunidades negras, indígenas y de color (BIPOC por sus siglas en inglés), de bajos ingresos y/o migrantes].
La pandemia ha dejado en evidencia las múltiples debilidades que la economía estadounidense ha padecido por mucho tiempo, sobre todo, si lo comparamos con el tiempo que ha durado la pandemia. Los "trabajadores esenciales" – una nueva clasificación creada durante la pandemia- siempre han sido esenciales para nuestra economía y siempre han sido explotados. Los trabajadores inmigrantes del sector agrícola, de alimentos y de procesamiento, los enfermeros y los que trabajan con atención directa al cliente en persona, son fundamentales para el funcionamiento básico de nuestra sociedad, pero las desigualdades a las que se han enfrentado durante la pandemia son el resultado de realidades políticas y económicas profundamente arraigadas en el país desde hace mucho tiempo.
Los trabajadores inmigrantes comprenden un gran porcentaje de la mano de obra de sectores industriales que pagan salarios muy bajos como el sector alimenticio, agrícola, de cuidado infantil, doméstico, construcción, paisajismo, hospitalidad y recreación. Tanto es así, que los trabajadores inmigrantes de estos sectores suelen cobrar menos que los blancos. Es más, de todos los grupos raciales, étnicos y de género, las latinas son las que tienen los salarios más bajos.
En general, las familias inmigrantes tienen muchos menos ahorros que las familias de origen estadounidense. Esto se debe, en parte, a la inestabilidad en materia de vivienda, las diferencias salariales y la escasez de oportunidades para las familias inmigrantes. Sin embargo, esta falta de ahorros dentro del contexto de la pandemia fue mortal, ya que estos trabajadores tenían menos flexibilidad para tomarse un tiempo libre o para negociar acuerdos laborales alternos que les permitiera evitar la exposición al virus. Aunque todas las personas de EE. UU. se vieron afectadas por la pandemia independientemente de su raza, etnia, condición social o clase, quienes fueron empujados a la pobreza o atrapados en ella, debido al racismo estructural y a las disparidades económicas, tenían más probabilidades de verse afectados al confirmarse el primer caso de COVID-19 en el país.
Además de la crisis relacionada al ahorro, muchas familias inmigrantes se vieron afectadas por las disparidades en materia de vivienda. Se calcula que, para antes del comienzo de la pandemia, ya el 45% de los inquilinos latinos no tenían una vivienda estable. Los inmigrantes, en particular, "tienen más posibilidades de dedicar una mayor parte de sus ingresos al pago de la vivienda". Según un estudio del 2021, esta diferencia hace que las familias latinas inmigrantes sean especialmente vulnerables en tiempos de crisis económica.
Otro factor que les hace más vulnerables es la disparidad en los alquileres ya que muchos trabajadores inmigrantes viven en condiciones de hacinamiento. "Los inmigrantes tienen cuatro veces más probabilidades que los trabajadores [nacidos en Estados Unidos] de vivir en condiciones de hacinamiento", una dinámica que los hace especialmente vulnerables a COVID-19. Si miramos en las industrias con un alto porcentaje de trabajadores inmigrantes, tenemos que, un 76% de trabajadores inmigrantes del sector agrícola y un 68% del sector de procesamiento de proteínas, viven en condiciones de hacinamiento. Estos porcentajes son altamente significativos.
La falta de una vivienda estable y la condición de salud de una persona pueden estar relacionadas ya que el elevado costo de la vivienda puede crear desigualdades estructurales. Las viviendas de bajo costo por lo general están ubicadas en comunidades más peligrosas, con un mayor nivel de exposición al agua y el aire contaminados, al plomo y a los alergénicos. Durante la pandemia estos riesgos de salud relacionados con la vivienda expusieron a sus residentes a peores condiciones de salud y a una mayor vulnerabilidad al virus. Las viviendas para los trabajadores que tienen la visa H-2A, por ejemplo, no estaban preparadas para una pandemia. El Departamento de Trabajo de los Estados Unidos exige a los empleadores proporcionarle alojamiento a este tipo de trabajadores sin costo alguno, sin embargo, ese tipo de vivienda suele ser insegura y perjudicial para la salud. En un estudio sobre las viviendas para los trabajadores H-2A en Carolina del Norte, todos los campamentos tenían al menos un problema en el exterior y el 93% tenía al menos un problema en el interior. Las viviendas para los trabajadores que tienen la visa H-2A pueden estar superpobladas, mal aisladas y/o plagadas de moho lo cual se asocia a enfermedades respiratorias. Este es el entorno perfecto para que COVID-19 prospere.
Por último, los trabajadores BIPOC carecen de seguro médico en el trabajo. Los trabajadores con los salarios más bajos, sin la ciudadanía y los latinos son los que tienen menos cobertura en su seguro médico. Sin seguro médico ni ahorros, los que se enfermaron y desarrollaron síntomas graves probablemente terminaron con deudas muy grandes por los servicios médicos que recibieron. Es posible que otros hayan muerto en la casa por miedo a que sus familiares se quedaran con la responsabilidad de pagar grandes deudas y, quizás, otras familias se vieron en la necesidad de pagar los gastos funerarios.
Todas estas desventajas graves que se presentan en forma de cascada se van acumulando. Las condiciones de vida de estos trabajadores, su situación económica al comienzo de la pandemia y sus trabajos mal remunerados, carentes de protección y estabilidad, pusieron a estos trabajadores en una situación muy peligrosa y diferente a la de los trabajadores nacidos en Estados Unidos cuando tuvieron que enfrentarse a la crisis económica. En las próximas publicaciones que haremos como parte de esta serie, exploraremos las crisis que aún continúan en la pandemia y las formas en que los inmigrantes y migrantes se enfrentan a las múltiples desventajas que les impone nuestra economía debido a su estatus.
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