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Comprendiendo el impacto de COVID-19 prolongado en las comunidades desatendidas

Understanding the Impact of Long COVID on Disenfranchised Communities

El impacto de COVID-19 prolongado puede abarcar muchas áreas de la vida de quien lo padece, afectando su capacidad física, mental, de trabajo y hasta sus relaciones interpersonales. Sin embargo, en el caso de las poblaciones desfavorecidas, como los inmigrantes, migrantes y refugiados, los efectos prolongados de COVID-19 pueden acentuar las barreras creadas por las desigualdades preexistentes en los cuidados de salud. Después de recuperarse de COVID-19 agudo, aproximadamente una de cada cinco personas puede padecer de los efectos de COVID-19 prolongado y otras afecciones crónicas, explicó el Dr. Laszlo Madaras, MPH, director médico de MCN, en un reciente seminario virtual de MCN, Caring for the Long COVID Patient. Sin embargo, como no existe ningún examen diagnóstico específicamente para COVID-19 prolongado, el Dr. Madaras cree que los casos a menudo no se reportan ni se diagnostican. "Los efectos de COVID-19 prolongado siguen en continuo desarrollo y nuestra comprensión sobre el tema cambia continuamente", dijo.

En el campo de acción: Preocupación por las comunidades desatendidas

Hannia Benítez, coordinadora y subdirectora de la oficina del condado de Lee en El Vínculo Hispano, una organización sin fines de lucro con sede en Carolina del Norte, ha estado al frente de los esfuerzos contra COVID-19 en su comunidad y se unió al Dr. Madaras en un seminario virtual reciente para hablar de sus experiencias profesionales y personales con COVID-19. Durante más de 27 años, El Vínculo Hispano ha ayudado a los miembros de la comunidad latina, muchos de ellos inmigrantes de primera y segunda generación, a adaptarse a la vida en EE. UU.

Muchas de las personas a las que El Vínculo Hispano sirve tienen una educación formal limitada y un nivel bajo de inglés; son trabajadores esenciales sin seguro médico y que tienen "varios trabajos para llegar al fin de mes", explicó Benítez, lo que representa un obstáculo para tener acceso a la atención médica y a la información de salud confiable. Desde el año 2020, El Vínculo Hispano ha hecho alianzas con proveedores de salud para garantizar que los miembros de la comunidad tengan acceso a la educación en salud, a las pruebas, a las vacunas y al tratamiento contra COVID-19, a pesar de las barreras sociales, económicas y estructurales que existen en la atención en salud. A Benítez le preocupa especialmente que su comunidad se enferme de COVID-19 pues esta comunidad tiene un riesgo mayor de padecer muchas enfermedades crónicas, lo que, a su vez, les pone en un mayor peligro de enfermarse gravemente de COVID-19 en comparación con otras poblaciones. Aun así, comunicar este mensaje es difícil, ya que existe una tasa baja de exámenes de rutina en la comunidad y esto da lugar a menos diagnósticos y menos planes de tratamiento, lo que impide, que la gente esté consciente de que tiene un riesgo mayor. Estos y otros factores siguen animando al personal de El Vínculo Hispano a promover la vacunación contra COVID-19.

Experiencia personal

La preocupación de Benítez por los miembros de la comunidad se hizo mucho mayor debido a su experiencia personal con COVID-19. En septiembre de 2021, mientras hacía su trabajo comunitario para promover las vacunas contra COVID-19, Benítez contrajo tanto COVID-19 como el virus sincitial respiratorio (VRS por sus siglas en inglés). A Benítez la hospitalizaron, pero no fue intubada. Ella piensa que no la intubaron gracias a que estaba totalmente vacunada.

Sin embargo, un mes después de recuperarse, Benítez sufría de una fatiga muy intensa, no podía caminar 100 metros sin tener que recuperar el aliento, no podía concentrarse, sentía confusión mental, sufría de constantes dolores de cabeza y se le hacía difícil dormir por las noches. Sus síntomas afectaban su capacidad para trabajar y le provocaban ansiedad y depresión. En busca de atención médica, Benítez pidió ayuda a su médico. "Tuve un médico de atención primaria realmente maravilloso que me dijo: '¿Sabes qué? No te sientas mal. Te creo", dijo Benítez. A ella pronto la enviaron a una clínica donde tratan COVID-19 prolongado y la remitieron a un terapeuta de lenguaje para ayudarla con la confusión mental que sentía. También le recetaron albuterol para ayudarla a respirar.

A pesar de los tratamientos y una vacuna de refuerzo contra COVID-19, Benítez volvió a contraer la infección en enero de este año. Aun con los avances logrados, Benítez sigue batallando para volver a tener la capacidad de trabajo que tenía antes. Sus proveedores de salud le animan a tomar descansos, a expresar sus limitaciones y a utilizar herramientas que le ayuden en sus tareas. Ha aprendido nuevos métodos para completar sus tareas pendientes y para recordar información importante. Usar técnicas como pedir a la gente que repita la información y que ella resuma lo que le dijeron le ayudan a sobreponerse de la confusión mental.

Impactos de Covid-19 prolongado 

Impacto físico

Benítez es uno de los miles de personas con COVID-19 prolongado, y sus síntomas no son únicos. Cuando se trata de COVID-19 agudo, este suele comenzar y terminar durante las tres semanas siguientes a la aparición de los primeros síntomas, explicó el Dr. Madaras. Sin embargo, COVID-19 prolongado puede empezar en un par de semanas o en un par de meses después de haberse infectado.

Aunque todavía se discute en las comunidades médicas sobre cómo clasificar los síntomas de COVID-19 prolongado, el Dr. Madaras explica que los síntomas físicos pueden incluir fatiga, dificultades respiratorias, dolor, palpitaciones, síndrome de taquicardia ortostática postural (POTS por sus siglas en inglés), hipotensión, dolores de cabeza y otros síntomas. Quienes están enfermos también deben enfrentar un riesgo mayor de nuevos diagnósticos de enfermedades crónicas, como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares. Aunque se desconoce el verdadero impacto físico a largo plazo de COVID-19 prolongado, se espera que el impacto sea mayor en las personas que viven en comunidades vulnerables. Aunque cualquiera puede contraer COVID-19 prolongado, el Dr. Madaras explicó que los síntomas agudos intensos de COVID-19, la hospitalización, la intubación, la presencia de comorbilidades y el hecho de no estar vacunado ponen a la persona en mayor riesgo. 

Impactos en la salud mental

Más allá de los síntomas físicos, los síntomas de COVID-19 prolongado que pueden afectar la salud mental de los enfermos son: confusión mental, falta de concentración, fatiga, disminución de la función ejecutiva (capacidad para tomar decisiones, resolver problemas, planificar, etc.), dificultad con la memoria, depresión y ansiedad. Todo esto puede repercutir significativamente en la vida familiar y laboral del paciente, dijo la directora de Witness to Witness de MCN, Kaethe Weingarten, PhD, quien presentó en el seminario virtual. Alrededor del 70% de las personas con COVID-19 prolongado presentan algún nivel de disminución de la función cognitiva, que va de leve a grave (19%).  La condición de COVID-19 es "confusa y ambigua", señaló la Dra. Weingarten. La ambigüedad de COVID-19 prolongado y el hecho de que aún existen múltiples definiciones de la enfermedad contribuyen al estrés mental de quienes la padecen. La Dra. Weingarten explicó que las víctimas de COVID-19 agudo se preguntan si se están recuperando ‘normalmente’ o si tienen COVID-19 prolongado. Ella explicó que "la gente se siente absolutamente confundida en esta fase", lo que puede llevar a una gran frustración. 

Debido a la limitación de los servicios especializados, las personas que experimentan COVID-19 prolongado "suelen ser recibidas con escepticismo", por sus proveedores de atención médica, empleadores, amigos y familiares, e incluso, estas personas hasta dudan de sí mismos, compartió la Dra. Weingarten. Más allá del escepticismo, la culpa que sienten por haberse enfermado "produce una carga en la salud mental" del enfermo, explicó ella. Este estrés autoimpuesto puede provocar alteraciones en los ciclos de sueño, ansiedad, miedo y traumas, lo que puede dar lugar a un uso excesivo de medicamentos analgésicos, antidepresivos, sedantes y ansiolíticos. Las personas con COVID-19 prolongado también sufren de la "pérdida de sí mismo", que es cuando reconocen la diferencia entre lo que son ahora y lo que solían ser antes de enfermarse, explicó la Dra. Weingarten. A pesar de todo esto, estas personas siguen preocupándose por cuestiones prácticas como si podrán mantener a sus familias y a ellos mismos. Para quienes tienen ingresos muy bajos y poca flexibilidad laboral, estas cuestiones pueden sobrecargar aún más a la persona. 

Impactos sociales

La Dra. Weingarten dijo que, durante este tiempo de incertidumbre, la familia, los amigos, los empleadores, los trabajadores de la salud y otras personas se hacen sus propias preguntas sobre las finanzas, el acceso al seguro de salud, cuándo llevar a un paciente a la sala de emergencias, y si la persona enferma será capaz de cumplir con sus responsabilidades interpersonales, laborales y familiares. Con frecuencia, las personas que viven con el paciente que tiene COVID-19 prolongado, también pueden sentirse mal, añadió la Dra. Weingarten, "porque no saben qué hacer o cómo ayudar". Las experiencias que los proveedores de salud, los amigos y la familia pueden tener al atender a un enfermo suelen depender del tipo de interacciones que tengan con la persona y pueden dar lugar a una variedad de reacciones, señaló la Dra. Weingarten.  Estas incluyen la simpatía, el escepticismo, la culpa, el miedo e incluso el enojo. Los familiares y amigos del enfermo pueden padecer de trastorno de estrés postraumático -si estuvieron en la unidad de cuidados intensivos durante la enfermedad. También pueden sufrir de "reacciones de estrés empático", explicó la Dra. Weingarten, lo que puede hacer que los cuidadores se sientan "abrumados, agotados y desmoralizados".

Responsabilidades de los proveedores de salud

Empatía

Quienes cuiden a una persona con COVID-19 prolongado pueden dedicar tiempo a escucharle y a asegurarse de que la persona se sienta conectada y escuchada, compartió la Dra. Weingarten. Para los proveedores de salud, la empatía es importante, subrayó: "Escuchar a su paciente y decirle, en la medida de lo posible, que 'saldremos de esto juntos', es lo que llena a la gente de esperanza". Para Benítez, esta empatía fue fundamental. "Una de las cosas que más me ha ayudado a superar esto ha sido el grupo de proveedores de salud, los profesionales, que toman un momento para detenerse y decir: 'Te creo', 'Te escucho'", recordó Benítez. El Dr. Madaras advirtió a los proveedores de salud que la falta de pruebas diagnósticas para COVID-19 prolongado, hace que los pacientes corran el riesgo de no ser atendidos. "Debemos escuchar, documentar, ser empáticos... tenemos que tener ese tipo de empatía, aunque no tengamos la prueba diagnóstica", afirmó Madaras.

Defensores

Más allá de la empatía, el Dr. Madaras subrayó que la calidad de la atención prestada por los proveedores de salud puede tener un impacto crítico en el futuro de un paciente, especialmente para aquellos que pertenecen a comunidades de inmigrantes, migrantes y refugiados. Las enfermedades, incluyendo COVID-19 prolongado, que se dan como resultado de, o que se sufren durante la jornada de trabajo, se consideran enfermedades laborales.  Tener una documentación clara es clave, ya que puede ser necesaria para comprobar una incapacidad. A menos que se documenten los síntomas desde el inicio del caso agudo, puede ser imposible relacionar la condición de COVID-19 prolongado con la enfermedad inicial, dijo el Dr. Madaras. "Por tanto hay un problema y no le hemos hecho justicia a nuestro paciente", añadió. Cuando los profesionales de la salud determinan que hay más de un 50% de posibilidades de que la enfermedad esté relacionada con el trabajo, se les anima a utilizar frases específicas como "lo más probable es que se deba al trabajo," o "si no fuera por el trabajo, la condición de salud no existiría", explicó el Dr. Madaras. El uso de un lenguaje que no se pueda dudar puede repercutir en el acceso del trabajador a la indemnización por accidente laboral, incluyendo la atención médica inmediata, a largo plazo y especializada cuando se reincorpore al trabajo. También añadió Madaras que puede repercutir en la prevención de accidentes laborales y en la vigilancia de la salud pública.

Para Benítez, el hecho de que sus proveedores abogaran por su caso dentro del sistema de salud fue impactante. "Tenemos muchas preguntas, pero en cada cita tratamos una pregunta la vez", dijo. "Los proveedores de servicios salud se acercan a otros especialistas y les dicen: "Oye, ¿puedes tratar de hacer esto?" o "¿puedes tratar de hacer esto otro?". Todo lo que puedan hacer como proveedores de salud para apoyar a sus pacientes, es muy importante para su recuperación", dijo Benítez.

Hablar con los pacientes personalmente sobre la vacunación es otra recomendación que Benítez les hace a los proveedores de salud para abogar por los pacientes, ya que ella y sus compañeros de trabajo se han dado cuenta de que esas conversaciones son a menudo "decisivas " a la hora de tomar la decisión de vacunarse.

Para otros proveedores de salud, para los trabajadores comunitarios y para otros que trabajan en organizaciones sin fines lucro en todo el país, abogar por sus comunidades puede ser igualmente crítico. Benítez y sus compañeros de trabajo ayudan a poner en contacto a los enfermos con los proveedores de salud, pero también responden a preguntas sobre cómo van a cuidar a sus familias y les animan a buscar atención médica para COVID-19 prolongado. Cuando los miembros de la comunidad no vacunados le preguntan a Benítez por qué se enfermó, a pesar de estar vacunada, su labor de promoción de la salud continúa al explicarles que ella habría estado peor si no se hubiera vacunado. "El simple hecho de estar viva es lo suficientemente importante para mí para seguir haciendo todo lo que pueda para protegerme", dijo. Al explicar el propósito de vacunarse, Benítez les dice a los miembros de la comunidad que, aunque las vacunas contra COVID-19 no les protegen de contraer el virus, les ayudarán a protegerse de la intubación, de otras complicaciones e incluso de la muerte.

Recursos: